El veterano arquero Gianluigi Buffon no jugará por suspensión en el fin de semana de Pascua por una blasfemia. En el fútbol italiano los jugadores deben vigilar sus palabras, especialmente ahora en ausencia de público, donde los micrófonos captan con más facilidad todo lo que dicen.

“Eso forma parte del carácter toscano… Pero él es el primero en sentirse mal cuando se le escapa”, dijo la periodista Ilaria D’Amico, pareja de Buffon, que utilizó una expresión considerada blasfema como parte de sus ánimos a un compañero de equipo, en un partido en diciembre.
El legendario portero, actualmente suplente en la Juventus, fue castigado con una multa de 5.000 euros (6.040 dólares) por la justicia deportiva. Pero tras una nueva revisión de su expediente, esta semana, fue suspendido para un partido.
Esa sanción se alinea con otras similares que sufrieron esta temporada el mediocampista de la Roma Bryan Cristante (en diciembre) y el extremo de la Lazio Manuel Lazzarri (en febrero), también por el uso de una “expresión blasfematoria”.
Una partido de suspensión es la “sanción mínima” prevista en los textos. En Italia, la blasfemia en público puede ser castigada con una multa hasta los 309 euros (363 dólares), según el Código Penal.
El primer precedente, en 1975
El exseleccionador de Italia Marcello Lippi las justifica como parte de su cultura toscana, pero el brasileño Kaká, muy religioso, no las soportaba cuando jugaba en el AC Milan y pedía a menudo a sus compañeros “no blasfemar”.
“No es culpa de Dios si fallan un gol o un pase”, decía.
En el momento actual, la pandemia del covid pone en relieve este asunto de manera indirecta.
El exseleccionador de Italia Marcello Lippi el 23 de junio de 2010 en Johannesburgo, África del Sur© AFP/Archivos Filippo Monteforte
“En los estadios vacíos se escucha ahora casi todo y es mucho más complicado para los árbitros y los responsables cerrar los ojos y los oídos”, afirma a la AFP Marco D’Ottavi, periodista de la revista de internet Ultimo Uomo y autor de una investigación sobre la historia de las blasfemias en el ‘Calcio’.
La sanción está prevista desde “casi siempre”, precisa, pero el primer caso corroborado se remonta a un partido entre el Como y la Juventus en 1975.

En un final de partido tenso, el capitán del Como Claudio Correnti fue sancionado por blasfemar. Se pitó una falta y la Juventus igualó a continuación (2-2).
Correnti recordó lo ocurrido en 2010 en declaraciones al Corriere di Como: “Hubiera preferido que se me recordara por lo que hice como futbolista. Era como si hubiera sido el único en haber blasfemado en Italia”.
Riesgo de expulsión
Según las épocas, el reglamento al respecto se ha aplicado con más o menos rigor.
A veces incluso ha parecido olvidado y en otros momentos parece adquirir un nuevo protagonismo, como ocurrió en 2010 con el presidente de la federación, Giancarlo Abete, también diputado de Democracia Cristiana, incitó a los árbitros a utilizar las tarjetas rojas también en los casos de blasfemia.
el presidente de la federación, Giancarlo Abete, también diputado de Democracia Cristiana, incitó a los árbitros a utilizar las tarjetas rojas también en los casos de blasfemia© AFP/Archivos Giuseppe Cacace
Las expulsiones por este motivo son muy poco frecuentes en Italia, pero hay precedentes. Es lo que le ocurrió en 1992 a un jugador de la Serie B, Marco Pacione, que vio la roja en los primeros minutos por las palabras proferidas tras haber recibido un golpe.
En general, la sanción llega con posterioridad al partido, basándose en grabaciones de audio o de vídeo, como fue el caso de Buffon. En el pasado, el guardameta había dicho que en ese tipo de manifestaciones no usaba la palabra “dio” (Dios) sino “zio” (tío). Pero esa teoría no le bastó para evitar la suspensión.
“El problema es que si eres captado por el micrófono te sancionan, pero si no, no. No queda bonito en televisión, pero no es algo que me parezca al mismo nivel que un acto violento”, relativiza Marco D’Ottavi.
Esta ‘singularidad’ italiana en el tratamiento de las blasfemias se ve todavía más acentuada en el campeonato del Vaticano, donde es algo que se castiga todavía más, recordó recientemente el diario La Repubblica.
Hace unos años, un jugador fue suspendido para toda la temporada por “haber perdido la cabeza ante una decisión arbitral”, explicó al diario uno de los organizadores.