La reciente decisión de Irán de limitar las inspecciones del OIEA estará en el centro de las negociaciones del Consejo de Gobernadores que se reúne esta semana y que tendrá que encontrar un equilibrio entre firmeza y contención para tratar de salvar el acuerdo de 2015.
Esta reunión trimestral, que se realiza por videoconferencia, se inicia el lunes a las 09H30 GMT desde la sede del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en Viena, donde el director general, el argentino Rafael Grossi, dará una conferencia de prensa a media jornada.
“Es responsabilidad común de los 35 gobernadores garantizar que los debates no afecten negativamente los esfuerzos diplomáticos destinados a restablecer íntegramente el JCPOA” (Plan de Acción Integral Conjunto), advirtió el embajador ruso Mijaíl Ulyanov en su cuenta de Twitter.
“Nos hemos comprometido en una carrera contra el reloj (…) La ventana de oportunidad es muy estrecha”, agregó.
El Plan de Acción Global Conjunto pende de un hilo desde que el entonces presidente de Estados Unidos Donald Trump decidió retirarse de manera unilateral en 2018 y restablecer sanciones económicas.
Aunque Joe Biden ha prometido revertir esta decisión, Irán aseguró el domingo que no es el momento adecuado para reunirse, “dadas las recientes posiciones y acciones de Estados Unidos y de tres países europeos (Francia, Reino Unido, Alemania)”.
“Contraproducente y destructivo”
Las autoridades iraníes arremeten contra los rumores de una posible resolución.
Los europeos han examinado la posibilidad de someter al Consejo de Gobernadores un texto para manifestar su preocupación y llamar al orden a Irán, pero este fin de semana no se había decidido nada, según fuentes diplomáticas, que precisaron que el dosier iraní será abordado más tarde en la semana.
La última advertencia remonta a junio de 2020 tras el rechazo de la República Islámica de autorizar la inspección de dos plantas sospechosas. Se trató de la primera resolución crítica desde 2012.
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Mariano Grossi en Viena, el 21 de febrero de 2021© AFP/Archivos Alex Halada
“La introducción de una resolución, en menoscabo total de los intercambios constructivos con el Organismo, sería totalmente contraproducente y destructivo”, advierte la República Islámica en una nota informal dirigida a los estados miembros.
Un gesto así “socavaría la hábil diplomacia de @rafaelgrossi”, dijo en Twitter Ali Vaez, de la organización de prevención de conflictos International Crisis Group.
Grossi viajó hace una semana a Teherán, donde negoció un “acuerdo técnico temporal” de tres meses para mantener la vigilancia, aunque reducida, del programa nuclear, ofreciendo una prórroga a las grandes potencias para iniciar negociaciones.
En caso de voto de una resolución crítica, Irán ha amenazado con “poner fin” a esta solución, por la que se compromete a proporcionar el conjunto de los datos de las cámaras y otras herramientas si se retiran las sanciones al término de dicho periodo.
“Gesto concreto”
Por su parte, los europeos no entienden lo que califican de “chantaje” de Teherán, explica un diplomático.
La República Islámica ha dado en las últimas semanas un nuevo paso hacia su retirada del acuerdo (nivel de enriquecimiento de uranio del 20%, producción de uranio metal y limitación de las inspecciones), con el fin de llevar a Estados Unidos a retirar las sanciones que asfixian su economía.
El acuerdo nuclear de 2015 con Irán© AFP John SAEKI
Logrado en 2015 en Viena entre Irán y el grupo 5 1 (Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y Alemania), el JCPOA pretendía inicialmente enmarcar el programa nuclear de la República Islámica a cambio de aligerar las sanciones internacionales. Pese a sus desmentidos, Teherán está acusado de buscar dotarse con el arma atómica, sobre todo por Israel, su enemigo jurado.
“Irán ha mostrado contención al negociar este acuerdo técnico con el OIEA, y sería una locura si los estadounidense desperdician el tiempo ganado”, comenta a la AFP Kelsey Davenport, directora de política de no proliferación de la Asociación de Control de Armas, que pide a Washington que haga un “gesto concreto”.
“A corto plazo”, la agencia de la ONU puede seguir haciendo su trabajo sin gran impacto en las inspecciones, “pero si la situación se prolonga, la confianza en la naturaleza pacífica del programa nuclear se debilitará”, advierte.