En el marco de la conferencia internacional promovida por Stella Maris (apostolado del mar) en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA, Monseñor Fernando Chica Arellano, pide a la comunidad internacional que proporcione una mayor protección a quienes trabajan en el sector marino y pesquero, ante la urgente necesidad de salvaguardar los océanos y sus recursos.
Ciudad del Vaticano
Tenemos que «remar juntos» para crear un sector pesquero «renovado» que respete la dignidad de las personas y la casa común en la que todos debemos vivir como hermanos y en el que se compartan los beneficios socioeconómicos. Fueron las palabras de Monseñor Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA, con ocasión de la Conferencia Internacional -con motivo del Día Mundial de la Pesca- promovida por Stella Maris en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral bajo el tema: «Frenar la marea: juntos podemos detener las violaciones de los derechos humanos en el mar».
En su discurso, el prelado indicó que el progreso de una sociedad «no sólo debe calcularse en función de la consecución de objetivos científicos y tecnológicos», sino también en función de un «verdadero desarrollo moral y social, del respeto de los derechos humanos y de la adecuada formación de la población».
Detener la violación de los derechos humanos en el mar
De lo contrario -advirtió Monseñor Chica- corremos el riesgo de retroceder «hacia períodos oscuros de la historia».
En alusión al tema abordado en la conferencia, el prelado reflexionó sobre las trágicas consecuencias de esta «marea» creada por las violaciones de los derechos humanos en el mar; que hay que detener urgentemente para lograr salvaguardar los océanos y sus recursos.
Las consecuencias de la pandemia
En este sentido, el Observador Permanente de la Santa Sede, hizo hincapié en que solo siguiendo el criterio de «protección de la dignidad humana, fundamento y objetivo de los derechos fundamentales» será posible abordar los retos a los que se enfrentan quienes «dedican su vida al mar», retos que, entre otras cosas, «se han agravado gravemente desde el inicio de la pandemia» del Covid-19.
Al respecto, Monseñor Chica recordó a los «barcos de pesca atascados en los puertos», las «cadenas de suministro interrumpidas», la reducción del comercio y la demanda de consumo de pescado en 2020. Factores que han desatado una situación paradójica: «por un lado, hay un aumento de la legislación y de la atención de los medios de comunicación a las condiciones de vida de los pescadores, pero por otro lado los casos de violaciones de los derechos humanos de los marinos no disminuyen en absoluto».
No cerrar los ojos ante las dificultades del sector pesquero
De ahí el firme llamamiento del Observador Permanente a la comunidad internacional, para que «no cierre los ojos ante las esperanzas, los retos y las dificultades», incluidas las «difíciles y complicadas» que atañen al «sector pesquero», porque lo que está en juego es la «seguridad, el trabajo digno y el bienestar» de quienes dedican su vida a ello.
Antes de finalizar su discurso, Monseñor Chica destacó la cercanía de la Santa Sede y de las instituciones católicas que trabajan mano a mano en la protección de los trabajadores del mar, de los océanos y recursos marinos y expresó su esperanza de que podamos crecer en responsabilidad, para «aumentar el bien común y la felicidad de los más vulnerables».
Turkson: «Salvaguardar la dignidad de los pescadores»
Por su parte, también intervino en esta conferencia, el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede.
En su discurso, el purpurado reflexionó sobre el tema de este año, que llama acertadamente a «frenar la marea», es decir, a poner fin a las violaciones de los derechos humanos en el mar:
“Es una ocasión para que todos acudamos a este debate, dispuestos a asumir compromisos concretos para hacer frente a este reto. Promover y proteger los derechos y la dignidad de los pescadores es una misión con la que debemos comprometernos. Requiere el esfuerzo concertado de todos nosotros, de todas las partes interesadas a todos los niveles y de los responsables políticos, de las instituciones y también de la sociedad civil”
Tomar decisiones responsables y concretas
En este contexto, Turkson invitó a todos a unir sus voces en defensa de la salvaguarda de los derechos de los pescadores, protegiendo a sus familias, y garantizándoles un trabajo digno ya que contribuyen al bienestar de nuestra economía, «ejerciendo un trabajo que no sólo aporta fines sino que al mismo tiempo alimenta a la humanidad».
El purpurado agradeció los esfuerzos y el trabajo que realizan todas las personas involucradas en la defenza del sector pesquero y alentó a comprometerse, con la esperanza y la oración, «a tomar decisiones concretas para protegerlos, para salvaguardar sus derechos y para ayudarlos a realizar su trabajo en paz y sin tantos perjuicios».